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jueves, 2 de julio de 2009

Volver para volver a irse: PATAGONIA 09




El lugar más loco que fui en mi vida, fue la vuelta a casa.
Hace casi 6 meses que estoy en Argentina. El primer mes habrá sido uno de los más raros de mi vida. Por empezar no podía creer que estaba rodeado de argentinos, en los 16 meses que me tocó estar de viaje no tuve muchas oportunidades de encontrarlos, si compartí vivencia y generé amistades, pero nunca vi a más de 40 argentinos juntos.

Mis primeras reacciones fueron propias de un turista. Caminaba por Buenos Aires y no dejaba de mirar edificios, monumentos, plazas, emblemas. Me compré una guía de Buenos Aires y comencé a redescubrirla.

Luego del primer mes en Buenos Aires, ya estaba listo para empezar de nuevo. Decidí gastarme lo que me quedaban de ahorros en lanzar una expedición al sur. Cuando uno vuelve, no solo tiene curiosidad por conocer más sobre su lugar sino también por el país que nos rodea.
Después de ver tantos escenarios, sentía que no podía no conocer “el Perito Moreno”. Fue así como partí de Buenos Aires al Calafate donde me quedé 4 días y luego desde ahí, salté al Chaltén.

Calafate
La primera impresión de un lugar habla mucho del lugar en sí. Un aeropuerto de 2 x 2 en el medio de la nada, rodeado de montañas y del magnifico Lago Argentino, un marco que definitivamente puede colocar cualquier mente en blanco.

El viaje lo emprendí con Leah, una australiana que conocí en Sydney y que, ni bien le conté sobre la Patagonia, no dudó en cruzarse al otro lado del mundo para conocerla.
Nos tomamos un bus que sale aproximadamente 20 pesos hasta el pueblo. Vale la aclaración: el bus te deja en el hotel, camping u hostal.

Lo primero que hicimos fue llegar al camping donde supuestamente íbamos a hospedarnos. El único problema fue la fecha: 16 de enero. El camping se parecía más al estadio obras en pleno recital de los Piojos. Había perros que querían entrar y no podían, estaba totalmente cubierto. Gente por todos lados, no quedaba ni una parcela. De ahí arrancamos una larga caminata en busca de un nuevo refugio hasta que llegamos a otro de los camping. Hay 3 en la ciudad. El costo es aproximadamente 20 pesos por persona.

Desde Buenos Aires, uno se imagina “ ohhh, patagonia, camping, montaña, lagos, la brisa del viento, un arco iris se levanta, un cóndor te estrecha la mano, un río te guiña el ojo” La realidad no tubo nada que ver con eso. El camping era el patio trasero de una casa, donde tuve que pelear mano a mano con un par de perros que querían romperme la carpa y comerse nuestra comida. Armamos la carpa rodeados de perros que solicitaban nuestra atención y nos fuimos a caminar por el pueblo.
El calafate está turisticamente bien preparado. El pueblo en sí no es muy agradable ya que no tiene tanto encanto como si lo tiene el Chaltén, por ejemplo. Tiene un Casino, terminal de Bus, Restaurantes, miles de agencias de viajes, camping, hostels, algún que otro bar y hoteles que parecen de otra dimensión.


1 comentario:

Sentite Presente dijo...

Me sentí totalmente identificada con lo de ser turista en Buenos Aires... Tuve exactamente la misma sensación el primer mes en Buenos Aires después de haber vivido en Madrid por un año y medio..

Que lindo blog! te felicito!
Pilar