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viernes, 2 de enero de 2009

Más vodka, más transiberiano


Ya el primer día algunos de los jóvenes había mostrado gestos de hospitalidad y me entregaron, mejor dicho, me impusieron que coma la comida que ellos por lo general comen en el ejército. Accedí a su pedido y fue así como me hicieron entrega del kit del ejército. La dieta estaba compuesta por carne de cerno, carne de vaca, galletitas, un sobre con chocolate y te, unas velas para calentar la carne y ya. Me reservo mis comentarios sobre el gusto, pero en ese momento tenía tanta hambre que no le hacía asco a nada. Ellos mismos se reían de esa comida. En una ocación me mostraron una identificación. El chico de la foto estaba bastante pasado de kilos y yo bromiando le pregunté si eso era producto de la comida de la mama o del ejército. Todos nos reímos lo cual fue un buen momento.

El paisaje que podemos ver entre Siberia y Moscú no es tan interesante como el que hay entre Beijing y Siberia. Básicamente son bosques y pueblos aislados.

A medida que el día fue pasando también lo fue el nivel de alcoholemia del tren. Los más jóvenes bebían cervezas mientras que los más grandes vodka. Llegada la noche del segundo día, el grupo se sentó al lado mío y empezamos a charlar de nuevo, en el idioma que se pudo. A todo esto Valentín tenia el peor nivel de alcohol. Yo tuve buena onda con él y nos jodíamos bastante, ¿ puede haber humor con señas? Si, no me pidan que explique porque es inexplicable, pero si, se puede.

Había una señora muy gorda que se llamaba Olga. Yo no dejaba de indicarle a Valentín el dedo anular insinuando un futuro compromiso con ella. Valentín tenía estaba muy borracho y se moría de risa. En un momento le pedí si podía cantar el himno ruso. Se paró, se tomó el corazón y empezó entonces a cantar mientras que el resto del tren vagón lo siguió. Se me puso la piel de gallina. Una de las situaciones mas bizarras que he vivido. Al terminar me exigieron que haga lo mismo. Yo venía tomando shots de vodka y cerveza. Me levanté y empecé : “oid mortales”

De un momento a otro, la policía apareció en el tren. Empezaron a revisar a todos y sobre todo buscaban sospechosos. Si tu cara era sospechosa te pedían pasaporte y te llevaban a charlar un rato. Gracias a que estaba rodeado de rusos pasé inapercibido. Los rusos no paraban de decirme : “hombres malos malos, ciudado”. A esa altura yo ya estaba borracho y tuve la mala idea de recurrir a una joda argentina bastante trillada: quise bajarle los pantalones a Valentín. Sin saber lo que estaba haciendo, uno de los rusos me vio y me dijo “ noooooo eso no, no hagas eso” .ajaa obvio que cancelé los planes. Otra de las joda que quise hacer fue sacarme una media y ponérsela en la cara de Olga. Aclaro que a esa altura ya estaba bastante borracho. Saqué la media y un ruso me vio y me dijo “ si haces eso Olga te va a pegar”. El resultado de la noche fue que quede re borracho y me fui a dormir. Ahhh a Valentín lo empecé a molestar con la hija, cosa que ni daba, por suerte él estaba tan borracho que se murió de risa y no me dijo nada.

Bueno a partir de ahí empezó mi declive en el tren. Me empecé a cansar y sobre todo a limar de mis compañeros. Las noches que me siguieron estuve rodeado de rusos por todos lados. Los muchachos no paraban de tomar. Se levantaban a las seis de la mañana y empezaban con la cerveza. Cerveza aquí, cerveza allí, vodkita por aquí, vodkita por allí.
Si me levantaba al baño todo el tren me seguía con la mirada. Sabían a que hora me levantaba, acostaba, que tenía puesto cuando iba al baño, si iba en medias, ojotas, etc. Hasta el guardia del tren me hacía cargadas, obviamente no la entendía pero por el tono de voz sabía que se reía de mi.

Unas de las noches me invitaron una nueva ronda de vodka, la cual accedí gustosamente. El problema se presentaba cuando se volvían mas borrachos y más agresivos. A mayor nivel de alcohol ,más alcohol querían que tome.

Había un ruso inmenso que me tenía extremadamente cansado. Cuando estaba hablando con todos, venía y me ofrecía alcohol o comida. Si le decía que no, se me quedaba mirando unos segundos. Estoy hablando de una torre rusa que contaba con el apoyo del resto del ejército. Me volvía a ofrecer y yo le volvía a decir que no. En un momento al ver que yo le decía que no, él me empezaba a hablar en ruso, vaya a saber que me decía. A veces la situación se ponía tensa ya que yo no iba a aflojar pero al mismo tiempo tampoco iba a ser tan estúpido de armar un problema, entonces tuve que inventar excusas o encontrar la forma de que este todo bien.

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